¿JESUS, YESHUA O YEHOSHUA?
(ioshía) traerá Yeshuah a su pueblo de sus pecados.”
Esta es una de las Revelaciones más espectaculares, cuando se buscan las
raíces hebreas de nuestra fe
El nombre en la cultura semita no es una etiqueta, como en nuestra cultura que se
da según la sonoridad, la moda o el gusto de los padres.
El nombre en la cultura semita siempre expresa o determina una característica de
la persona, o expresa su futuro o su destino, o su tarea en la vida. Se puede decir
que el nombre es una profecía.
Eloah está tan interesado en el nombre de sus elegidos que incluso les cambia el
nombre para expresar su voluntad como una profecía sobre ellos. Así cambió el
nombre de nuestro padre Abram (que significaba “Padre supremo” por Abraham
“Padre de muchas gentes”), Cambió el nombre de nuestro padre Iaakob (que
significa “el que se apoya en otro”) por el de Israel (el que prevalece con Eloah).
¿Ahora bien, si ese interés por el nombre lo tuvo Eloah por sus elegidos, cómo no
iba Eloah a ocuparse del nombre de su Hijo? Por eso el v. 20 nos indica que le
envió un ángel a José no solo para explicarle la situación del embarazo de MirIam
su prometida, sino para indicarle cuál era el nombre que debía ponerle al que iba
a ser el Mesías de Israel. ¿El nombre que Eloah le mandó poner fue “Jesús”? De
ninguna manera, pues el Nuevo Pacto no fue escrito en castellano. ¿Qué quiere
decir “Jesús”? ¿Ud. puede entender o explicar la razón de que se le pusiera
“Jesús” “porque él salvaría al pueblo de sus pecados”?
El castellano no explica ni el sentido del nombre, ni su relación con la razón que
se da para darle tal nombre. Hubiéramos podido ponerle Francisco, o cualquier
otro nombre castizo y no se vería la relación con la frase “porque él salvará al
pueblo de sus pecados”. Hay que acudir al griego, que es el idioma donde nos
han quedado los manuscritos más antiguos completos de la Brit Jadashah.
Nos encontramos que en griego aparece el nombre de nuestro Mesías como
“Iesous”, pero Iesous no significa nada en griego, a no ser en el dialecto jónico,
donde “Iesous” es el genitivo de “Ies” que significa al dios Baco, el dios de las
bacanales. De ninguna manera, entonces, podemos quedarnos en el griego,
porque nos puede dejar hasta más perdidos, a no ser que entendamos que el
texto griego no ha sido el texto original de la Brit Jadashah, sino la traducción más
antigua del texto original que fue escrito en hebreo.
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O sea, que tenemos que profundizar hasta las raíces hebreas de nuestra fe. Nos
encontramos que el nombre de nuestro Mesías es “Yeshua” (en hebreo las
consonantes Yod-shin-vav-ayin) que es la forma masculina de la palabra Yeshuah
que significa “Salvación” y el verbo “salvar” en futuro tercera persona es “ioshía”.
Ahora sí podemos entender que su nombre será Yeshua (Salvación) porque el
ioshía (salvará) al pueblo de sus pecados.
¡Yeshua es salvación!. Para eso vino al mundo, para salvar al pueblo de sus
pecados. Su nombre expresa su misión, su ministerio. Nadie puede remplazarlo.
Solo él puede salvar, pues es salvación. Si tus pecados te tienen agobiado, hay
una Besurah, una buena nueva: Cree en Yeshua, Yeshua es tu salvación. Bien lo
dijo el shliaj Kefa (el apóstol Pedro) “Y en ningún otro hay salvación; porque no
hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Vemos entonces que el griego “Iesous” no es sino un esfuerzo de transliterar la
palabra hebrea “Yeshua”, solo que en griego el sonido “she” suave no existe y por
eso se utilizó el sonido “ese” y la terminación en “a” de la palabra “Yeshua”
expresa un femenino, por eso se utilizó el sonido “ese”.
De manera semejante la “i” de Yeshua (que se llama “Yod” en hebreo y que es la
letra más pequeña del alefato (o del abecedario hebreo)) pasó al castellano como
“jota”. (De ordinario la Yod se transformó en castellano en jota. De ahí que en
MattitIahu, Mateo 5:18 se diga “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el
cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido.” O que en vez de decir “Iehudah”, se diga “Judá”. O que se diga
“Jerusalén” en vez de “Ierushalayim”. O que se diga “Jacobo” en vez de “Iakoob”).
Todo esto explica como la palabra “Yeshua” se transformó en castellano en
“Jesús”.
Fue un buen esfuerzo de transliteración, es decir, de tratar de pronunciar el
nombre como se pronuncia en el idioma original. Y es que los nombres no se
traducen, sino se transliteran. Todos sabemos, por ejemplo, que GIuseppe Verdi,
el nombre del famoso músico italiano significa “José Verde”, pero nadie lo traduce
sino lo translitera. El nombre de nuestro Mesías en su idioma original, el hebreo,
es Yeshua. Si ahora podemos pronunciarlo en su originalidad, respetemos la
regla universal de no traducir sino de transliterar los nombres. Ahora bien, pero si
prefieres seguir la tradición occidental de seguirlo llamando “Jesús”, querido gentil,
creemos que puedes seguir haciéndolo. En fin, Eloah se fija más en el corazón
que en el conocimiento. Y mientras tu corazón exprese fe en el Hijo de Eloah, esto
vale más para Eloah que lo pronuncies correctamente. Sin embargo, la
advertencia es que en tu corazón no se te absolutice de tal manera la tradición o
cultura occidental religiosa cristiana, que esta se te vuelva un ídolo de modo que
no permitas que otros tengan la libertad de llamarlo Yeshua y no Jesús.
Y tu querido judío, cuando cantas:
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“Ushabtem mayim besason Sacad aguas con gozo
MimaIenei haYeshuah del pozo de salvación
Mayim mayim... besason Agua, aguas... con gozo”
Haz de saber que no solo estás cantando palabra bíblica (IeshaIahu, Isaías 12:3
“Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”), sino que, además, el
profeta te está indicando a donde ir a tomar de esas aguas y te está invitando a
que lo hagas. ¡Acude con gozo a Yeshua que es el pozo de la salvación!
Pero la revelación sobre el nombre de nuestro Mesías no para aquí. Prepárate
para lo mejor. Vayamos al Tanaj.
Nejemiah, Nehemías 8: 17 dice: “Y toda la congregación que volvió de la
cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días de
Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel.” Desde
los días de Josué hijo de Nun, el sucesor de Moisés que condujo a Israel a la
tierra prometida, no se había vuelto a celebrar sukkot (la fiesta de tabernáculos).
Ciertamente, todo avivamiento, como lo fue el de Nehemías, es una restauración,
es volver al plan original de Eloah. Es volver a las raíces hebreas de nuestra fe.
¡Restauremos las fiestas bíblicas que son las fiestas de Eloah!
Pero esto que acabo de decir es un paréntesis, voy al nombre de Josué que
aparece en este versículo. El nombre de Josué en el hebreo de este texto es
¡Yeshua! Esto me llevó a estudiar los otros libros postexílicos contemporáneos
Ezra (Esdras), Zejariah (Zacarías) y Jaggai (Hageo) y encuentro en Ezra 5:2 otra
vez el nombre Yeshua en hebreo. Dice así “Entonces se levantaron Zorobabel hijo
de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Eloah
que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Eloah que les ayudaban.”
¿Quién era este Jesúa hijo de Josadac que en hebreo es Yeshua? La respuesta
está en Zejariah capítulos 3 y 6 donde se habla del sumo sacerdote Josué hijo de
Josadac. Sin embargo, Zejariah no lo llama Yeshua sino Yehoshua, como también
lo hace Jaggai en el capítulo 1. ¿Cuál es la conclusión de todo esto? Que
bíblicamente el nombre Yeshua es lo mismo que Yehoshua. Solo que los
profetas Hageo y Zacarías, más apegados a la Torah, conservaron el nombre
Yehoshua (Josué) para el sumo sacerdote mientras que Esdras que fue, según
los historiadores, más cercanos a la corriente de los escribas, algunos dicen que
fue el fundador de la corriente farisea, prefirió llamarlo Yeshua (Jesúa).
La explicación de por qué esta diferencia la daré más adelante. Lo mismo la
explicación de por qué en castellano tradujeron Jesúa y Josué para la misma
persona. Lo que debe quedar bien claro es que Yeshua es lo mismo que
Yehoshua.
Ahora si vamos finalmente a la Torah y al libro de Josué nos encontramos que el
nombre de Josué siempre es Yehoshua. Ahora si los dos nombres se refieren a
las mismas personas, a Josué hijo de Nun, el sucesor de Moisés, y a Josué hijo
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de Josadac, sumo sacerdote postexílico, reconstructor del templo, ¿cuál es la
diferencia etimológica entre estos nombres aparentemente equivalentes? Es
que Yehoshua significa “Adonai Salva”, mientras Yeshua significa solo salvación, y
esto es importante.
Yehoshua se compone de las consonantes hebreas Yod, hei, vav, shin, ayin. Note
las tres primeras letras Yod, hei, vav. No olvide esto por un momento. Las tres
primeras letras son Yod, hei y vav.
Ahora, por otra parte, el tetragrammaton o el nombre propio de cuatro letras de
Eloah se compone de las consonantes hebreas Yod, hei, vav, hei, que algunas
ediciones bíblicas la escriben como YHWH, y que muchas otras escriben
Jehovah, o Yahveh, pero que en realidad son esfuerzos por colocar vocales que
los masoretas, judíos editores del Tanaj, trastocaron expresamente para ocultar la
verdadera pronunciación del nombre propio de Eloah y por eso preferimos
pronunciar Adonai o HaShem (el Nombre). En la poesía semita como en los
Tehilim, los salmos, el nombre propio de Eloah utiliza solo las dos primeras o tres
primeras letras o Yod, hei, o Yod, hei, vav, por eso aparece en muchas Biblias en
los salmos el nombre de Eloah como Jah. ¿Pero todo esto que significa?
Significa que el nombre propio de Eloah está en el nombre de nuestro
Mesías. Las tres primeras letras del nombre propio de Eloah son las tres
primeras letras del nombre de nuestro Mesías. Sí, es cierto que nuestro
Mesías es “Yeshua” (salvación), porque no hay salvación fuera de él, pero
también es cierto que nuestro Mesías es “Yehoshua” porque es el mismo
Eloah quien salva en él. Así pues “Yehoshua” expresa una realidad más
profunda, no solo Yeshua es nuestra salvación sino que en él Eloah mismo está
salvándonos.
Ahora miremos textos bíblicos que nos confirman lo que descubrimos
lingüísticamente a través del mismo Tanaj.
Shemot, Exodo 23: 20-21 “He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te
guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate
delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra
rebelión, porque mi nombre está en él.”. Note la exigencia de parte de Eloah de
que se le rinda obediencia y la razón viene dada por la frase final de los versículos
‘mi nombre está en él”. No solamente este ángel era un enviado de la divinidad,
sino que el nombre mismo de Eloah estaba en él. ¡Qué importante que el nombre
de Eloah esté en Yehoshua! Tan así que exige obediencia.
Ahora note algo, como con los números romanos, las letras expresan cantidades
en hebreo. Así la hei expresa cinco, y la Yod expresa diez. El número quince
tendría que expresarse por las letras Yod, hei. Pero estas dos letras como hemos
visto son las dos primeras letras del nombre de Eloah y que poéticamente
expresan todo el nombre de Eloah. Los judíos por respeto con el nombre del
Señor se han cuidado de no utilizar estas letras para expresar el número quince
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sino utilizan el nueve y el seis que dan quince mediante las letras tet, vav. Por
tanto, que un ángel lleve el nombre de Eloah no es una casualidad, es designio de
Eloah.
Tal vez este análisis que hemos hecho te ayude a entender en toda su riqueza y
profundidad el texto de la carta del rabino Shaul (Pablo) a la Kehilah de Filipos:
“Por lo cual Eloah también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre, para que en el nombre de Yehoshua (Jesús) se doble toda
rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda
lengua confiese que Yehoshua HaMashiaj (Jesucristo) es el Señor, para gloria de
Eloah Padre.” (Fil 2:9-11).
Es solamente en el nombre de Yeshua o Yehoshua que serás salvo. Rom 10:13
“porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. “Y en ningún
otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres,
en que podamos ser salvos” (Hech 4:12).
Es solamente en el nombre de Yehoshua o Yeshua que tendrás poder ministerial:
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si
bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán.” (Mr 16:17-18)
Es solamente en el nombre de Yeshua o Yehoshua que tus oraciones serán
contestadas “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo” (Jn 14:13). “No me elegisteis vosotros a mí, sino
que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y
vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
él os lo dé.”(Jn 15:16) “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto
os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará” (Jn 16:23).
Nos quedaron dos asuntos pendientes. Uno se refería a por qué no se conservó el
nombre Yehoshua y se cambió por Yeshua en el Tanaj. A este respecto la
explicación se encuentra en que Esdras y Nehemías, los iniciadores del grupo de
los escribas, o sea, de los que celosamente escribían las Escrituras, tomaron la
decisión de ir ocultando el nombre del Señor a fin de evitar que su nombre fuera
pronunciado en vano. Esto afectó también el nombre de Yehoshua en el que
estaba el nombre de Eloah y se fue sustituyendo por Yeshua, de modo que para
la época del Mesías, el nombre comúnmente utilizado era Yeshua.
El otro punto pendiente consistía en saber por qué unas veces aparecía Jesúa y
otras Josué para hablar del sumo sacerdote hijo de Josadac. Aquí la explicación
hay que encontrarla en los traductores al castellano, ya que en los originales
hebreos no hay cambio de nombre. La explicación es bien sencilla. Simplemente
en unos textos los traductores cayeron en la cuenta que este sumo sacerdote
tenía el mismo nombre de Josué, pero en otros textos como vieron que estaba
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escrito Yeshua, lo tradujeron como Jesúa para ser más fieles a la letra del original
sin caer en la cuenta que se referían al mismo Josué sumo sacerdote.
Recordemos que los traductores vienen muchos siglos después para tener en
cuenta tantos detalles y porque en ninguna parte de la Biblia se garantiza que las
traducciones sean inspiradas. Lo que es inspirado, y, por tanto, inerrante, que no
tiene errores, es el texto en su escritura original. Más adelante tendremos que
mostrar cómo existen en nuestras Biblias corrientes algunas traducciones en
algunos versículos específicos de la Brit Jadashah que nos parece que cambian
el sentido preciso del texto en su versión griega.
Nos queda solo hacer un comentario sobre otro asunto referente al nombre de
nuestro Mesías. En el hebreo moderno Yeshua es llamado por lo general Yeshu
(Yod, shin, vav, sin el ayín final) por parte de los no creyentes. El versículo nos
muestra que el nombre “Yeshu” no es correcto, porque no incluye las tres letras
de la raíz hebrea de ioshia´( salvará). Pero este nombre requiere un comentario
adicional.
De acuerdo con los profesores David Flusser y Shmuel Safrai, judíos ortodoxos,
“Yeshua” era la manera como se pronunciaba “Yeshua” por parte de los judíos
galileos del siglo primero. Sabemos por MattitIahu 26:73 “Un poco después,
acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú
eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre”, Que los judíos
galileos tenían un dialecto diferente a los de Judea. De acuerdo con Flusser
(Jewish Sources in Early Christianity p.15) los galileos no pronunciaban la letra
hebrea ayin al final de una palabra. Es decir, en vez de decir “Ie-shu-a”, decían
“Ie-shu”. Sin duda mucha gente empezó a deletrear el nombre de acuerdo a su
pronunciación.
Sin embargo, este no es el fin de la historia. En la polémica judía anticristiana se
hizo costumbre no utilizar el nombre correcto de Yeshua sino intencional y
conscientemente utilizar la distorsión “Yeshu”, porque en algún momento alguien
constató que “Yeshu” era también un acrónimo que se componía con las primeras
letras de un insulto en hebreo, “Yimaj sh´mo v´zijro” (“que su nombre y su
memoria sean borrados”); las palabras adaptaban y ampliaban la última frase de
Tehilim (salmos) 109:13. De esta forma “Yeshu” fue una especie de exorcismo en
código en contra de la evangelización cristiana.
Más aún, como Yeshua vino ser considerado por el judaísmo no mesiánico como
un falso profeta, siendo adorado como Eloah equivocadamente de una manera
blasfema e idolátrica, y como la Torah dice “no pronunciareis los nombres de sus
dioses” (Ex 23: 13), el nombre del Mesías fue a propósito mal pronunciado. Hoy
en día cuando los israelitas dicen “Yeshu” están suponiendo que este es el
nombre correcto y no están intentando crear controversia. Evitamos decir “Yeshu”
por su historia y porque en hebreo como “Jesús” en castellano, conlleva la
connotación “del dios que los gentiles adoran”.
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Sin embargo, Yosef Vaktor, un judío mesiánico reinterpreta el acrónimo para
alabar a Yeshua, “¡Yitgadol sh’mo umaljuto!”, (“Sean magnificados su nombre y su
reino”).
Recientes estudios sobre la fonética de la pronunciación del nombre de YHWH,
han demostrado que la primera sílaba es "Ya" y con mucha probabilidad que la
segunda sílaba es "hu", mientras que existe incertidumbre sobre la tercera sílaba.
(James Trimm, Nazarenes and the Name of YHWH, Web Site of Nazarenes). Esto
nos llevaría a afirmar que la pronunciación del nombre del Mesías no sería
"Yehoshua" como se deduciría del texto masorético (que fue lo que hicimos en el
presente estudio), sino muy posiblemente "Iahushua".
10 reglas para un matrimonio exitoso
1. Concentra tu atención en "dar" más que en "recibir". Cuando tu meta sea brindarle
placer a tu pareja, siempre encontrarás oportunidades para alcanzar tu objetivo.
Como consecuencia de eso tú también ganarás, pues las personas tienden a
corresponder un comportamiento positivo.
2. Sé cuidadoso en mantener silencio cuando tu cónyuge te insulte. Ignorando los
desaires y los insultos, evitarás muchas discusiones innecesarias. El momento de
disgusto pasará rápidamente.
3. Renuncia a las expectativas irreales. Las personas entran al matrimonio con muchas
expectativas que no son conscientemente expresadas. Al renunciar a las
expectativas irreales, evitarás frustración y enojo. No esperes que tu cónyuge sea
perfecto y no hagas comparaciones.
4. Evita etiquetar aquellas cosas que te disgustan con el nombre de "horrible". Intenta
encontrar una perspectiva positiva a las cosas.
5. Piensa de qué manera puedes motivar a tu pareja a que haga lo que tú quieres que
ella haga. Si tu primera estrategia no es efectiva, continua probando con otras
estrategias. Recuerda que una alabanza sutil es una motivación poderosa.
6. Sé consciente de que la respuesta que realmente obtendrás estará acorde a la
intencionalidad de tu mensaje. Clarifica tus metas. Si tu método de comunicación no
te ayuda a lograr tu objetivo, cambia tu enfoque. Fijando tu pensamiento en el
objetivo principal, el cual es tener un matrimonio feliz, no te desviarás.
7. Ten predisposición a transigir. Ten voluntad para hacer algo que no harías a cambio
de un comportamiento similar de tu pareja.
8. No culpes o condenes a tu pareja por los errores que comete. Planea el mejor
método para evitar que estos errores vuelvan a ocurrir, sin despertar resentimiento o
dañar los sentimientos de tu pareja.
9. Vive el presente. Lo que haya salido mal en el pasado, ya pasó. Enfoca tu
pensamiento en mejorar la situación en el presente.
10. Constantemente pregúntate: ¿Qué puedo yo hacer para tener una atmósfera feliz en
la casa?
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